¡Hola!
Hoy voy a hablar del segundo
libro de la saga familiar de Sarah Lark, “La canción de los Maoríes”. Aquí os
dejo la reseña del primero de ellos “En el País de la Nube Blanca”, que además
fue mi primer post del blog.
Antes de comenzar os comento
que los libros se pueden leer de forma independiente aunque yo siempre aconsejo
hacerlo en el orden en el que están escritos ya que muchos personajes de la
primera novela aparecen de nuevo, aunque en esta ocasión no sean los protagonistas. Leer los libros en orden nos permite ver la evolución en el
tiempo de estos personajes. En mi caso ya es más cuestión de manías, llamadme
puntillosa pero soy incapaz de leer los libros desordenados.
Mi propia Sinopsis
Elaine y Kura son las
descendientes de las protagonistas del primer libro de la saga, Gwyneira y
Helen. Son primas pero tienen personalidades totalmente opuestas. Elaine es una
joven delicada, ingenua y enamoradiza además de insegura, mientras que Kura, es
una mestiza que posee una gran belleza,
es muy segura de sí misma, tiene las ideas muy claras y no le importa hacer lo
que sea necesario para conseguir su meta, ser cantante de ópera.
La relación entre ambas es escasa pero debido a un
acontecimiento que no os desvelaré, las primas pasan de la indiferencia a prácticamente
el odio. Sus caminos se separan y cada una tendrá que ir forjando su vida en
Nueva Zelanda, la tierra que las vio nacer y donde siguen llegando colonos
desde diferentes países.
Seremos testigos de la vida de las protagonistas y
sobre todo de su evolución personal. Las diferentes situaciones les harán tomar
decisiones que jamás imaginarían, sobre todo en el caso de Elaine que pasa de
ser una muchacha con una vida tranquila y apacible a convertirse en una
fugitiva de la ley, lo que la lleva a tener que huir en total soledad a lo
largo del país. Por su parte Kura, tomará las riendas de su vida y
huirá también, pero de una forma diferente a la de Elaine: abandonará todo en
busca del éxito deseado, triunfar como cantante.
Opinión
Una vez más me encuentro ante un libro que me ha
gustado más que su predecesor. Aviso de que vuelvo a ir a contracorriente, ya
que a la mayoría de lectores de la saga les ha gustado más el primero con
diferencia. No es mi caso, me quedo con este sin duda pero por una cuestión de gustos y es que el personaje de Elaine me ha conquistado
totalmente, incluso más que los de Gwyneira y Helen en la primera parte.
Por su parte, Kura es un personaje totalmente insufrible,
es la típica chica de gran belleza, que lo sabe y no le importa utilizarla para
conseguir sus fines. Es prepotente y egoísta, y jamás piensa en nadie que no
sea ella misma. No le importa hacer daño a la gente con sus actos aunque se
trate de su propia familia o pareja. Por tanto es un personaje concebido para
descargar los odios del lector, lo que hace que Elaine brille cada momento más
a lo largo de la obra.
La autora alterna capítulos con la vida de ambas
protagonistas hasta que al final del libro, como es habitual en este tipo de
lecturas, ambas historias confluyen. La historia de Elaine me ha gustado
muchísimo pues es el personaje que mayor evolución presenta en ambos libros. Es
cierto que en el primer libro Gwyneira llega
a Nueva Zelanda como una chica de clase alta que pronto ha de endurecer su carácter
para adaptarse a las circunstancias que le aguardan en su nuevo destino; pero el
lector sabe que Gwyneira en el fondo es así, una muchacha
fuerte y que ya posee ese carácter seguro desde el principio. En el caso de
Helen en cambio no vi esta evolución, pues se trata de una mujer conformista y
más débil que Gwyneira, esto hizo que en el primer libro me decantara por la
primera protagonista.
Lo que ha hecho que Elaine se convierta en
mi personaje favorito de la saga es que presenta la evolución más real de todas. Las
situaciones inesperadas por las que pasa le obligan a adaptarse, de forma que cambia
completamente de personalidad de manera palpable y pasa de ser una chica frágil e insegura a ganar
confianza en sí misma y a convertirse una luchadora nata. La historia de Elaine
me ha parecido muy bien trazada y urdida, y me ha interesado de principio a
fin. Además es muy dinámica y en ella no paran de suceder cosas, tiene por
tanto mucha acción.
No puedo decir lo mismo de Kura, que aunque también
representa un papel atractivo por su fuerte personalidad y carácter, me ha
aburrido bastante más, al no interesarme tanto su vida. Además, tampoco le suceden
cosas fuera de lo normal, sino que se dedica a peregrinar por compañías de
teatro y música con el objetivo de viajar a Inglaterra y triunfar allí como
cantante.
Por segunda vez la autora dedica bastante espacio a la
descripción de la cultura maorí y es que Kura es mestiza de esta tribu. Estos pasajes
me han resultado tremendamente soporíferos, al igual que me sucedió en el
primer libro. Sarah Lark, que ya nos describió en la primera novela parte de
esta cultura, ahora se centra en la música e instrumentos musicales empleados
por ellos, al hilo de la pasión por la música de Kura.
Por otro lado, aparte de las descripciones
musicales maoríes, Lark no utiliza tanta descripción de paisajes como en el
primer libro, lo que en cierta manera le ha dado agilidad a la lectura. Supongo
es fácil de entender si pensamos que los paisajes neozelandeses ya se
describieron en la primera parte de la saga y no tiene sentido volver a hacerlo
ahora siendo que el libro está ambientado en el mismo país.
Respecto al estilo de Lark, no puedo decir nada que no dijera ya en la reseña de la primera novela. La autora utiliza un estilo narrativo sencillo, aunque como ya he comentado, a veces demasiado centrado en las descripciones. No he contemplado evolución alguna en su forma de escribir, así que diré que se mantiene estable y en su línea.
Respecto al estilo de Lark, no puedo decir nada que no dijera ya en la reseña de la primera novela. La autora utiliza un estilo narrativo sencillo, aunque como ya he comentado, a veces demasiado centrado en las descripciones. No he contemplado evolución alguna en su forma de escribir, así que diré que se mantiene estable y en su línea.
Estamos ante una novela que podría enmarcarse dentro de
varios géneros y en mi opinión es precisamente ahí donde radica su riqueza. En
ella encontraremos parte de novela histórica, algo de aventura y por supuesto
también amor. Estamos ante la lucha de dos protagonistas femeninas por
encontrar su lugar en el mundo, cada una a su manera. Una novela muy
recomendable si os gustan las sagas familiares.
"El Grito de la Tierra" es el libro que cierra la trilogía de la autora, sin duda lo leeré para conocer el final de la saga.
Besos